La marisca
El recuerdo hace que el pasado pueda llegar a nuestros oídos como historias que hablan de abundancia y tradición de nuestro pueblo. Hace muchos años en las playas de Aysén, había una importante abundancia de mariscos que, en gran medida, constituían un elemento básico en la dieta alimenticia del lugareño.
En los días de buenas mareas, hombres, mujeres y niños se movilizaban a la Marisca con sus canastos de junquillo, baldes de fierro o madera para sacar los ansiados mariscos.
Un buen marisquero sacaba cuatro, cinco o seis almudes de moluscos, los cuales eran llevados a casa con caballos o simplemente al hombro. El Producto extraído, en algunos casos era vendido o llevado en sartas, fresco o seco a otros lugares vecinos, para ser cambiado por manteca de cerdo, aves, etc., pero generalmente el lugareño lo utilizó, como ya se dijo en su dieta alimenticia.